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«El que esté libre de pecado…»

“Discriminar eso no está nada bien, ante los ojos de Dios todos somos iguales…”, dice la canción Mal bicho de Los Fabuloso Cadillacs. Todos los creyentes en Dios sabemos eso, todos los que hemos ido a misa o hemos estudiado en colegios religiosos también sabemos la parábola de Jesucristo que se refiere al perdón a María Magdalena, una prostituta que todos apedreaban por ejercer ese oficio, del que todos gozaban pero todos señalaban. Entonces Jesús la recogió, la perdonó y dijo esta sabia frase: “El que esté libre de pecado que lance la primera piedra”. Acto seguido, todos bajaron sus piedras y se retiraron.

En estos tiempos, esta sociedad que va a misa, cree en Dios y que repite que hay perdonar a los que nos ofenden, es la sociedad «curuchupa» que ahora condena a la “ex jueza borracha”, que en estado etílico lanzó un montón de acusaciones y amenazas de muerte. Algo que como quedó demostrado, no pasaron de ser palabras de borracha. Pues hasta ahora no se ha comprobado que haya hecho llamada alguna y ningún policía se murió en los 30 minutos posteriores.

Esta misma sociedad «curuchupa» la condena por haber estado borracha, hablar de mozos y mafiosos. Sin embargo, ¿cuántas veces estas personas moralistas que tienen esa capacidad de juzgar no se han emborrachado? ¿Cuántos espectáculos han dado en estado de embriaguez? Seguramente más de una vez y posiblemente ya ni se acuerdan por efectos de la borrachera. Porque vivimos en una cultura que hace del licor el centro de la diversión. Si no hay trago no hay fiesta, o ésta se torna aburrida. Si hace sol, una «bielita». Y si hace frío, un “fuertecito”. Todos somos iguales, somos seres humanos que caemos en los excesos  y por lo tanto, no estamos exentos de cometer errores.

No obstante, vuelvo a señalar que la jueza estaba borracha, eso es evidente. ¿Qué efectos tiene el alcohol en el ser humano? Principalmente, la pérdida de la conciencia, afectación del sistema nervioso y el cerebro, inhibe los sentidos, desinhibe a los mojigatos, se puede experimentar euforia extrema o sentimentalismo extremo. En ese contexto, puede que digan la verdad o que la exageren.

Por lo que tomar al pie de la letra lo que dice una persona ebria, sería una exageración. Sin embargo, es oportuno aclarar los hechos una vez que está sobria.

La diferencia con la ex jueza y los demás borrachos es que, la mayoría son “alcohólicos anónimos” y ella es una persona pública. Alguien tuvo la sapiencia de exponerla en público y provocar todo un linchamiento mediático que acabó con su reputación. Estoy segura que a nadie le gustaría pasar por eso. Así que antes de señalar con el dedo y fijarse en la paja del ojo ajeno, ocúpese del suyo propio.